En la búsqueda del candidato ideal, el factor principal que se tienen en cuenta es que reúna unos conocimientos y competencias técnicas específicas. Sin embargo, la búsqueda en base a estos parámetros puede no ser siempre suficiente.
En un proceso de selección, no solo estamos integrando una nueva pieza en el engranaje productivo, sino que estamos modificando el equipo de trabajo. El nuevo empleado o empleada interactuará con el resto del equipo, sus superiores, sus clientes o proveedores y su entorno. La experiencia y las competencias técnicas nos asegurarán, por lo tanto, que el candidato sabrá hacer su trabajo, pero no sabemos si la comunicación con el resto del equipo será la adecuada, si se adaptará al organigrama y metodologías de la empresa o, simplemente, si se llevará bien con sus compañeros generando un buen clima de trabajo.
Cuando la comunicación y la relación no es buena, baja la productividad y la calidad del trabajo. Un candidato que no encaje supondrá un fracaso en el proceso de selección. Por este motivo, es importante analizar la personalidad del candidato y definir el carácter idóneo para el puesto para el proceso de selección. En este sentido, hay mucho trabajo por hacer desde el primer contacto con el candidato.
En una entrevista de trabajo difícilmente podemos profundizar en la personalidad del candidato y en los rasgos personales para el puesto. Hay que marcar unos objetivos y estudiar cada caso en profundidad para:
Al final, el objetivo es minimizar la incertidumbre en la contratación conociendo mejor la personalidad del candidato y, por ende, consiguiendo mayor satisfacción en la relación laboral, tanto del cliente como del nuevo empleado.
Vía Montaner BSM (Batería de Selección Múltiple)